Flauta travesera

La música es un creciente campo de investigación en la manera de entender los procesos mentales implicados en el comportamiento. Una investigación reciente asegura que la práctica musical se asocia con la plasticidad estructural y funcional del cerebro que, a su vez, confirma que éste puede ser modelado a través de la experiencia. Por este motivo, cada vez más especialistas recomiendan una formación musical para mejorar las habilidades lectoras y de escritura, sobre todo, en niños con dislexia.

Los niños atraviesan un periodo en el que la melodía y el ruido son lo mismo: un simple efecto sonoro. En este aprendizaje, cualquier instrumento de percusión es su favorito, y cualquier elemento es susceptible de ser un tambor. El psicólogo Jean Piaget asegura que en este momento el niño tiene delante un objeto de curiosidad por descubrir. Pero llega un momento en que el niño, si muestra interés por la música, querrá ir más allá. La mejor edad para iniciarse en el estudio musical, con un instrumento "de verdad", es a partir de los cinco años.

Sin embargo, no se recomienda a los padres imponer este aprendizaje y se aconseja que sea el propio niño quien escoja el instrumento que quiere aprender a tocar, si bien el piano y la flauta son los dos que menos exigen a los niños de esta edad. Si se decide contratar a un profesor, es esencial que éste tenga experiencia previa con niños muy pequeños, ya que el aprendizaje difiere al de los adultos. La enseñanza más adecuada a estas edades aprovecha la imaginación y la espontaneidad del menor, en lugar de imponer una disciplina cerrada, con el objetivo de que las clases se conviertan en una sesión de juegos con música y movimiento, no una tarea obligatoria.