El Archivo Municipal recuerda la proclamación de la Segunda República en Eibar.

“…En el corto trayecto que nos separa hasta llegar a la plaza, donde se encuentra el Ayuntamiento, hombres y mujeres en gran cantidad se dirigen hacia el centro de la villa, luciendo flores rojas muchos de ellos. Algunos llevan banderitas de pequeño tamaño que agitan en el aire. Desde luego, en los rostros se advierte alegría, pero no somos testigos de exaltaciones ridículas.

El automóvil se detiene junto a la Casa Consistorial. Varios millares de personas de ambos sexos estaban congregados en aquel lugar. Cuando bajamos del automóvil nos rodean varios hombres. Uno de ellos, que luce en la solapa izquierda de la americana los distintivos republicanos, se acerca a nosotros, y después de saludarnos correctamente nos dice si somos algún delegado. Los replicamos que no, que somos periodistas y que vamos a hacer información del acontecimiento.

Al izarse la bandera republicana en el balcón central del Ayuntamiento, el público allí congregado en gran cantidad prorrumpió en vítores y aplausos. La banda municipal tocó la Marsellesa. El espectáculo duró breves minutos.

Constituido el nuevo Ayuntamiento, se dispuso fuese retirado del salón de sesiones el retrato del rey, que se bajó al zaguán del edificio, teniendo especial cuidado en no producir deterioro alguno, como así ocurrió. Reemplazado el retrato de don Alfonso, fueron colocados los de los capitanes Galán y García Hernández.

Tuvimos ocasión, antes de abandonar Eibar, de hablar con un caracterizado personaje de la nueva situación.

‒Son estos momentos‒empieza diciendo‒ de honda preocupación para nosotros. Es preciso dar la sensación de que la República no ha de producir la catástrofe que se ha venido pregonando por nuestros adversarios. Por eso, la primera medida ha sido la de recomendar el mantenimiento del orden, y seremos inflexibles con quien trate de perturbarlo. Han transcurrido pocas horas desde que está en vigor la República y nadie podrá decir aquí, y apelamos al juicio de los adversarios, de que se haya inferido agravio a ideas opuestas ni hayan sufrido quebranto los bienes privados. Si esto se consolida, como es de suponer, la trasformación se producirá sin trastornos, que serían lamentables.”

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